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  • Foto del escritorPlebani & Rabuñal

Ser guardavidas en Pinamar

Actualizado: 3 jul 2019

En verano, en Pinamar, las playas se visten de rojo, la gente se multiplica y, junto a ella, los guardavidas. Con sus bronceados y valentía ellos vienen a protegernos, pero su camino no es fácil, sino más bien una pista de obstáculos, no solo en su inicio, pues también en el duro y solitario invierno.

La selección

“Cuando yo comencé era más fácil porque había menos guardavidas” relata Francisco Barrena, guardavidas desde hace treinta años. Al igual que Guillermo Pagani, quien llevando once años en la profesión afirma que cuando comenzó simplemente “estaba en el momento y lugar indicado”. Con el crecimiento en población de Pinamar, también se multiplica la competencia laboral para estos amantes del agua. Hoy en día los puestos son elegidos a través de un concurso; sin embargo, hay un mito popular que cuestiona la justicia de éste, siendo acusado de favorecer a aquellos residentes en Pinamar hace muchos años, sin dejarle oportunidad a los que pueden ser el futuro de esta ciudad. “El concurso está bien diagramado como para que haya igualdad de posibilidades para todos” rompe los mitos Matías Botasso, guardavidas hace solo dos años “el proceso de elección es a través de un concurso de sumatoria de puntos en el cual se evalúan varios aspectos tanto físicos como de experiencia laboral o residencia en Pinamar. La antigüedad es una manera de sumar puntos, pero tiene cierto límite que lo hace justo.”

La doble temporada

Sin embargo, adentrarse en el mundo del mar es solo el primer desafío. La temporada alta en la ciudad es tan solo de diciembre a marzo, así que no tener otra profesión, muchos hacen lo que llamamos “doble temporada”. Esta se basa en pasar nuestros meses de verano y los de nuestro invierno en el extranjero, como puede ser el caso de Europa. “Este es el primer año que me vengo a trabajar a Madrid, en pileta”. Nos cuenta Guillermo: “hay muchas urbanizaciones y se genera mucha demanda ya que, por ley, en todas las piletas debe haber guardavidas. Los argentinos somos también valorados porque estamos más preparados debido que el curso en Argentina dura un año a diferencia de España que dura un mes”. Al contrario del concurso de nuestro país, los profesionales son contactados directamente por las empresas; tal es el caso de Matías, que también trabajó en una piscina y nos cuenta cómo cambia el oficio allí. “Si bien el trabajo es el mismo, era más tranquilo en el sentido de rescates y más activo en el sentido de prevención. Había más riesgos fuera que dentro del agua”. Es así que, tanto en playas como en piletas, entendemos que el rol de los guardavidas no se basa únicamente en la acción sino también la educación a la gente respecto al mar, el cual debe ser respetado sin miedo, pero con cuidado. Y tras las complicaciones que nos presenta un pueblo pequeño en invierno, pero con mucha competencia en verano, vemos cómo guardavidas de todas las edades vencen los obstáculos para permitirnos una playa segura.

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