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  • Foto del escritorPlebani & Rabuñal

Ciudad chica, carrera grande

Actualizado: 27 oct 2019

Son entrevistados Facundo Fronza y Bianca Micol, dos deportistas destacados en Pinamar y sus distintas visiones acerca de la receta del éxito.


Bianca Micol, jugadora de tenis de mesa y Facundo Fronza, sobresaliente en la disciplina de

atletismo, fueron perjudicados de diferentes formas por el hecho de habitar una ciudad

pequeña como lo es Pinamar. Así es como Bianca, con un deporte no tan practicado, se

enfrenta a más dificultades, sin mencionar que ambos deportistas tienen que viajar para

perfeccionar su entrenamiento.


“Sin darme cuenta empecé a entrenar y nunca lo dejé”, nos cuenta Bianca Micol, que practica tenis de mesa desde los 7 años, inspirada por su papá (su entrenador) y su hermano, que comparte su misma pasión. Hoy, a sus 19 años, afirma que fue muy complicado crecer como deportista en un lugar tan chico. “Vivía viajando porque no tenía las herramientas para seguir creciendo y exigiéndome”. El entrenamiento de Bianca se basaba en ir tres veces por semana a Villa Gesell, una a Mar del plata y cada dos meses al club CENARD de Buenos Aires para sobrellevar allí un entrenamiento intensivo.


Esto nos da a entender que aunque no sea imposible llegar a ser un deportista destacado, las limitadas posibilidades que hay en un lugar como Pinamar provocan que tal hazaña requiera de una considerable cantidad de perseverancia y esfuerzo; es decir, sentir real pasión.


Además, Bianca nos comenta que cuando el tenis de mesa se incorporó en Pinamar,

numerosos jóvenes se unieron a entrenar, e incluso se tuvieron que abrir más horarios porque la capacidad del grupo era limitada para la cantidad de personas que lo solicitaban. Sin embargo, con la mudanza de entrenador que sufrió el club, éste tomó la decisión de cerrar este deporte por un tiempo, denotando esto un hecho desalentador para los niños tales como Bianca.

Por otro lado, con una visión radicalmente diferente, Facundo Fronza afirma que “nunca fue un obstáculo vivir en Pinamar". Su visión positiva nos cuenta que, al estar cerca de Mar del Plata, a Facundo se le posibilitaba ir allí sin que el viaje supusiera tanto costo y así poder

entrenar en una pista de sintético (siendo la de Pinamar de carbonilla).


A pesar de tener que viajar todas las semanas Facundo nos relata que, en su opinión, “Pinamar tiene la capacidad económica de sustentar a cualquier deportista en su carrera”. Entonces, por más de que dentro de la ciudad no se encuentren los recursos para llevar a cabo un entrenamiento de alto rendimiento, la Municipalidad puede ayudar a que aquél sea

desempeñado en un lugar distinto y, de esta forma, el potencial no desperdiciado.


Con distinciones como ser abanderado de la selección Argentina en los juegos sudamericanos 2016, Grand Prix sudamericano en 2017, premio a Joven Promesa de la Provincia de Buenos Aires y deportista destacado numerosos años consecutivos en Pinamar, lo que Facundo destaca es que “siempre hubo un aprovechamiento de mi voluntad y la de mi profesora, Romina Geminiani, pues siempre encontramos cómo conseguir por nuestros medios todo lo que las competencias nos costaron”. Entonces, es con demasiada fuerza de voluntad y entrenamiento durante seis días cada semana (en ocasiones incluyendo doble turno) que Facundo pudo llegar a todos estos triunfos que hoy en día es capaz de alegar.


Para concluir, con las dos visiones de estos jóvenes tan inspiradores, es posible dar cuenta de que vivir en un lugar pequeño no detiene, realmente, a quienes tienen como objetivo el

triunfar. También, es de remarcarse que la actitud mata al talento cuando éste no dispone de

la primera inicialmente, que es la propia fuerza de un individuo la que lo lleva al éxito y,

finalmente, que todo lo que alguien se proponga puede ser logrado.

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